En una comunidad de propietarios en la que conviven muchísimas personas, todas ellas tendrán pensamientos y opiniones diferentes y no debe ser un impedimento para llegar a consenso en las decisiones a tomar por un bien común, siempre que se discuta y se rebatan las opiniones desde la base fundamental del respeto y la tolerancia mutua entre propietarios e inquilinos. Saludar a tu vecino al encontrártelo en la escalera, dar los buenos días, ayudar a tu vecino abriéndole la puerta del ascensor etc…son actitudes amables que hacen que la relación entre propietarios e inquilinos sea más saludable y que impere en la comunidad de propietarios un ambiente de cordialidad.
Para poder llegar a un entendimiento entre vecinos es fundamental saber escuchar e intentar utilizar la empatía para entender a la otra persona y sus circunstancias. Para una buena convivencia y para evitar conflictos y desavenencias entre propietarios por algún tema comunitario es imprescindible el dialogo. En las comunidades de propietarios donde se trabaja y se mantiene un sentimiento de unidad, la relación vecinal mejora día a día y hace que la toma de decisiones frente a cualquier problema comunitario sea fluida y consensuada, por lo tanto, es más fácil actuar y poner en marcha las acciones o reparaciones acordadas en Junta General, ordinaria o extraordinaria.
Lo más habitual es encontrarnos con situaciones y actitudes de ciertos vecinos que no nos gusten y que puedan crear conflictos y desaveniencias. Es importante distinguir entre las situaciones puntuales y las que se repiten a lo largo del tiempo. Si hay conflictos entre vecinos por lloros de bebés, cenas de amigos y familiares, ruidos molestos etc…hay que pensar en que todos en un momento dado podemos molestar al resto y hay que intentar tener paciencia y en el caso de que se convierta en algo insoportable, intentar hablar con el vecino en cuestión e intentar arreglarlo de forma madura, desde el dialogo, el respeto y el sentido común.
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